José Manuel Pérez Soto
Consultor de Management Grupo ODE
Grupo ODE
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1 La empresa y sus objetivos 

 
 

Termolumen, S.L. es una empresa que se dedica a la comercialización de productos eléctricos de consumo, tales como bombillas, fluorescentes, conductores, pequeño material eléctrico, etc. Tiene su sede y almacenes en un pueblo cercano a la ciudad de Barcelona. Es una firma acreditada con más de veinticinco años en el mercado que vende y distribuye sus productos por toda España.
Gumersindo Pérez, gerente de
 Termolumen S.L. tiene muy claro que la principal meta de la compañía es conseguir unos objetivos financieros que permitan mantener el pulso empresarial y tener contentos a los accionistas.

Estos objetivos financieros están basados en los dos siguientes indicadores: porcentaje de dividendo con respecto a los fondos o recursos propios y la clásica rentabilidad sobre las ventas.

La empresa dispone de un buen catálogo de productos que están considerados como “commodities” ya que en la mayoría de los casos, su aspecto, características e incluso su fabricante, son idénticos para todos los concurrentes. Hay un mercado muy numeroso que compra estos productos: tiendas de material eléctrico, ferreterías, grandes superficies, supermercados, instaladores eléctricos, bazares, etc.
 

 
 

2 La estrategia

 
 

La dirección de la compañía  llevaba tiempo observando un preocupante decrecimiento de sus ventas. “Los malditos ajustes económicos del país”, se repetían una y otra vez, “las ventas recuperarán por sí solas”, se decían. Hasta que observaron que sus clientes  estaban utilizando material servido por otros proveedores.

Esto pasaba de castaño a oscuro, ¡sonaron las alarmas!. 
Termolumen, S.L.  estaba haciendo algo mal, concretamente ellos, responsables de conducir “el barco”.  ¿O bien  su competencia hacía cosas tan atractivas para sus clientes que éstos se saltaban a la torera la tan valorada y mil veces alabada fidelidad?

Había llegado el fin de  las justificaciones, había que hacer algo para despertar. Quizás habían sido verdugos y víctimas de la adormecedora práctica del autoengaño.

Gumersindo Pérez y su equipo directivo se pusieron manos a la obra. Comenzaron por unas reuniones monográficas para estudiar a fondo todo aquello que venían haciendo desde hacía tanto tiempo y que ahora, parecía poder poner en entredicho la supervivencia de la empresa.  Veían claro que debían reinventar el negocio de la compañía o, como dicen otras personas,
rediseñar la estrategia de la empresa.

La idea central que se plantearon  fue la siguiente: tenemos producto y hay un mercado que lo consume. Pero también hay una competencia que está al acecho para quitarnos todas las posibilidades de venta y que ¿ por qué no decirlo? de un tiempo a esta parte, está creciendo a nuestra costa.

La pregunta que todos debían contestar con la máxima lucidez y acierto era la siguiente:

¿Qué cosas concretas debemos hacer para que los clientes nos compren a nosotros en lugar de comprar a la competencia?

Eran muy conscientes de que una buena respuesta a este tema era realmente crítico para un futuro sostenible de la empresa. A partir de tener claro cómo actuar, todas las fuerzas de la compañía se deberían organizar para no fallar.

Gumersindo Pérez, para azuzar el ingenio de su equipo y para que el tema quedase muy claro y poder obtener respuestas concisas y realistas, continuó formulando preguntas complementarias. Veamos algunas:

¿
En qué aspectos relacionados con el cliente debemos ser muy fuertes?
¿Cómo queremos que nos identifiquen y juzguen nuestros clientes?
¿Por qué nos comprarán a nosotros y no a la competencia?
¿Cómo nos vamos a diferenciar de la competencia?
¿Qué vamos a hacer totalmente mejor o distinto de la competencia?
¿Qué ganará el cliente si trabaja con nosotros, cuál será nuestra propuesta de valor?
¿Cómo satisfaremos las necesidades de los clientes?
¿A todos los clientes les debemos dar lo mismo, “café para todos”?
¿En qué actividades debe destacar la empresa para establecer  una diferencia sostenible en el mercado? 

Después de largas discusiones, el equipo directivo de Termolumen, S.L. acordó que las líneas básicas o más importantes, de su estrategia eran las siguientes:

  • Utilización de una marca propia para todos los productos de su catálogo.

  • Disponer de un equipo de ventas propio, especialista en la venta a presión y con capacidad de ilusionar a las personas, apoyado por responsables de áreas.

  • Centrar el esfuerzo y la argumentación de la  venta no en los productos del catálogo (son “commodities”) sino en los productos o eventos de la promoción. 

Hubieron otros puntos que se consideraron muy importantes tales como:

  • Un catálogo de productos amplio y completo para satisfacer las necesidades de los clientes.

  • Renovación periódica de los productos, incorporando nuevos.

  • Un compromiso real de servicio de cuarenta y ocho horas como máximo.

  • Admisión de todas las devoluciones de los clientes.

  • Una informática centrada en el cliente para conocer en todo momento sus necesidades y poder satisfacerlas.

  • Política laxa de concesión de créditos. No servir hasta que la deuda injustificada vencida y pendiente esté liquidada.

  • Una retribución fuertemente variable e incentivadora del equipo de ventas.

 
 

3 Las necesidades y las fortalezas

 
 

El equipo directivo continuó trabajando fuerte en el tema. Pensó a fondo por qué su empresa todavía estaba en el negocio. Seguro que habían cosas que estaban haciendo de forma correcta. Se preguntaban: ¿cuáles son esos factores clave que han contribuido al progreso y al crecimiento logrado hasta ahora? ¿Cuáles de ellos no están ahora bien enfocados?

Se practicó un inventario de las fortalezas, debilidades y carencias en las funciones principales del negocio. Aquí, nuestro amigo  Gumersindo insistió mucho en ser selectivo y enumerar por orden prioritario únicamente las fortalezas importantes y las necesidades esenciales, las que marcan una diferencia constatada con la competencia. Prohibió que su gente inundase su mente y su tiempo con cosas triviales e irrelevantes. 

Este primer análisis recayó en las siguientes funciones de la compañía:

Las finanzas El marketing El almacén y la distribución física
La rentabilidad patrimonial y de los medios
El endeudamiento
Las inversiones y su liquidez
La financiación y sus costes
La productividad de los medios (gastos)
La solidez financiera
Los productos
Los precios y los márgenes
Las acciones comerciales: promociones, presentaciones, etc.
Las marcas
Los segmentos de mercado
Los clientes
 
Los plazos de entrega
La calidad de los envíos
Las diferencias de los inventarios
las devoluciones de los clientes
El servicio post venta
El estado físico del material
Las compras y los stocks La administración de ventas El equipo de ventas
Los precios de coste de los productos
Los productos nuevos
La calidad de los productos
La selección de los proveedores
Los sobre stocks
Los obsoletos
La atención a los clientes
La asistencia a los vendedores
La información comercial (informática)
Apoyo de televenta
Comercial interno: ofertas
El servicio pre-venta
Clientes perdidos y potenciales
Nivel de actividad (días/trabajo y visitas/día)
Nivel de productividad (importe/pedidos)
 

Para completar el análisis anterior, consideraron las fortalezas y debilidades o necesidades que afectaban a las áreas de resultados clave de la compañía.
Verificaron cuidadosamente sus capacidades y desempeños reales bajo cada uno de los aspectos que se detallan a continuación.

Se respondían preguntas del siguiente estilo:

¿Existen limitaciones serias?, ¿Existen ciertas habilidades únicas?

La satisfacción del cliente La productividad La innovación
Lo que necesita y lo que le damos
Aquello que percibe, quiere, valora y paga
La calidad del producto, la necesaria
Los puntos críticos del servicio
Las relaciones con el cliente y su confianza
 
Los precios como consecuencia de la productividad
Sus áreas claras y oscuras
Los inductores
Los rediseños
El outsourcing
Los objetivos y cultura de la innovación, ¿en qué áreas? ¿De imitación? ¿De mejora? ¿De desmarque de la competencia?
Métodos, formación y reconocimiento de la innovación
Alianzas con clientes o proveedores
Agilidad y seguimiento implantaciones
 
El desarrollo organizacional Las actitudes de los empleados  
Conocimiento y aplicación de las buenas prácticas
Grado de aprovechamiento de la tecnología de la información
Ajuste de las competencias de las personas a las necesidades de los puestos
Sistema de dirección eficaz
Empresa considerada puntera o referente
 
Formación y planes de carrera
Situación de los desmotivadores
Clima de aportación e ilusión
Retribución según el mercado
Sistema salarial orientado a resultados

El fruto de este análisis fue poner en perspectiva todas las fortalezas y necesidades en relación con los objetivos a conseguir y la estrategia que se quería aplicar. Sopesaron, analizaron y compararon hasta que obtuvieron una corta lista final con las fortalezas y necesidades clave.

El equipo directivo de
Termolumen, S.L. acababa de aprender  que ninguna empresa puede explotar todas las oportunidades ni corregir todas las debilidades. El éxito viene por seleccionar los factores más importantes y actuar sobre ellos con una gran fuerza de voluntad y un propósito concreto y determinado.
 

 
 

4 Los planes de acción

 
 

De los análisis anteriores surgieron una serie de proyectos que, si desembocaban uno a uno en  sus correspondientes planes de acción, conformarían la estrategia diseñada. Se buscaba “ponerles patitas a las ideas para que caminasen.

Había muchas ideas de mejora, unas podían incidir directamente en el éxito de la estrategia
, otras lo hacían de forma indirecta, o bien, iban orientadas a las mejoras de los aspectos complementarios ya descritos.

“Ni nosotros ni ninguna empresa, tiene suficientes recursos humanos, físicos ni financieros para implementar todos los proyectos que quisiera. Será necesario evaluar, seleccionar y eliminar, teniendo presente siempre la incidencia que estas actividades pueden tener en el futuro éxito de la estrategia diseñada“
se decía, lúcido, nuestro equipo directivo, recobrado felizmente de la antigua dolencia de ensimismamiento.

Fue una tarea importante pero a la vez frustrante ya que se eliminaban proyectos que algunos consideraban relevantes.

En estos casos, las decisiones estratégicas se transforman siempre en un ”juicio final” que afectará sin duda a la consecución de los objetivos fijados. Por eso tales decisiones siempre se toman al nivel más alto. Así pues,  fue D. Gumersindo Pérez quien asumió esta responsabilidad.

Los planes de acción acordados fueron asignados a distintos responsables para que los desarrollasen. Este desarrollo consistió en detallar cronológicamente las acciones a llevar a término con fechas y responsables. También comprendía las propuestas, valoradas, de los recursos que iban a consumir y lo que se debía lograr.

Los planes fueron confeccionados. Todo el personal que figuraba en los mismos estaba comprometido en llevar a cabo las acciones asignadas y en las fechas pertinentes. Llegado a este punto,  Gumersindo Pérez fue aprobándolos  uno a uno. Algunos sufrieron leves retoques que las personas implicadas asumieron sin ningún tipo de dificultad.
 

 
 

5 Los puestos estratégicos

 
 

Las personas son el elemento determinante del éxito o fracaso de toda organización empresarial. No se puede afrontar ningún tipo de cambio sin contar con los empleados. La mayoría de fracasos de los planes bien confeccionados en el “laboratorio” son debidos a que la gente no los ha comprado”.

En
Termolumen, S.L., como en cualquier otra empresa, todos los trabajos han de ser muy importantes para sus empleados.

De no ser así,  dejará de existir.  Las compañías
, ante la atroz competencia, no se pueden permitir el lujo de soportar gastos innecesarios para pagar los puestos que no añaden valor a la organización. Ahora bien, muchos de ellos proporcionan capacidades y requisitos elementales y necesarios, pero no representan la diferenciación estratégica.

Está claro que las contribuciones de personas como los vendedores, los administrativos y el personal del almacén son necesarias para mantener y mejorar el funcionamiento de la compañía. Pero existen algunos puestos de trabajo que tienen un impacto mucho más grande en la estrategia que los mencionados. La gestión de recursos humanos debe identificar y también centrarse en aquellos trabajos que tienen un mayor impacto en la estrategia de la compañía.

Así, la dirección de
 Termolumen, S.L. llegó a la conclusión de que los puestos que para ella eran relevantes para llevar a término con éxito su estrategia eran:

Responsable de las promociones:  Responsable del área de ventas: 
El lograr material de promoción muy atractivo tal como los viajes, las cámaras de vídeo, las bicicletas, etc. era muy importante para la estrategia de diferenciación que se había diseñado. También tenían importancia las actividades relacionadas con la gestión de la promoción, tales como: la selección y la negociación de los proveedores, el buen servicio y sobre todo la capacidad de comunicar con el vendedor y “venderle” la promoción. Cuando para ellos era fascinante, se traducía en un éxito asegurado. La selección de vendedores con el perfil adecuado a la estrategia era un punto muy importante, pero no menos su adiestramiento. Estos cometidos eran de su responsabilidad, así como el seguimiento muy cercano de su actividad diaria. Los apoyos puntuales en la gestión de ventas también formaban parte de sus cometidos, en especial a clientes difíciles o en los inicios de las promociones estelares. 

Con esta decisión de definir como estratégicos estos dos únicos puestos, el Sr. Gumersindo Pérez y su equipo  no menospreciaban al resto de puestos de la organización, pero consideraban que era muy cierto que las personas que ocupaban estos dos puestos eran críticas para el éxito o el fracaso de su estrategia y como consecuencia de su crecimiento en la cifra de negocios.
 

 
 

6 El perfil de las competencias

 

 

El equipo directivo de Termolumen, S.L. debatió ampliamente y con detalle los requisitos que deberían reunir las personas que ocupasen estos puestos de trabajo.

Ellos definieron como competencias, aquellos comportamientos o conductas habituales y observables en las personas, que les posibilitan obtener éxito en sus puestos de trabajo. Este éxito está medido por el grado en que consiguen las aportaciones o finalidades que se esperan del puesto. No hay ninguna duda de que las causas profundas del cumplimiento o no de los resultados esperados, dependen del nivel mínimo en el que se poseen las competencias requeridas para el puesto.

En cuanto a los conocimientos básicos generales necesarios para realizar el trabajo, tanto los específicos (experto en la materia) como los de apoyo (conocer al cliente) no los tuvieron en cuenta, ya que consideraron que si la persona no los tenía, la incapacitaba, de entrada, para ocupar el puesto.

Veamos las competencias que
Termolumen, S.L. seleccionó para cada puesto de trabajo. Aquí también hicieron un esfuerzo para encontrar aquellas que eran realmente críticas para determinar el éxito profesional de una persona en un determinado puesto. No quisieron adjudicar más de cuatro, por aquello de “quien mucho abarca, poco aprieta”.

Responsable de las promociones:

Responsable de área de ventas: 


Innovación y creatividad
Definición: desea buscar formas nuevas y más eficaces de hacer las cosas y tiene iniciativa para llevarlas a término. Originalidad de pensamiento. Ve nuevas oportunidades de negocio que los demás no perciben a simple vista.

Influencia y persuasión
Definición: influye, con integridad total, en los otros. Impacta en sus decisiones y consigue que sigan un determinado plan o línea de actuación. 

Habilidad de negociación
Definición: consigue llegar a acuerdos que satisfacen a ambas partes.

Iniciativa 
Definición: muestra un comportamiento emprendedor. Inicia y empuja los cambios necesarios con tenacidad y autonomía personal. 
 

Orientación a resultados
Definición: sabe fijar objetivos en las áreas críticas de su responsabilidad. Consigue y supera estos objetivos, buscando siempre la excelencia.

Planificación y organización
Definición: establece eficazmente un orden apropiado de actuación personal o para terceros, con el objetivo de alcanzar una meta. Mide los resultados obtenidos y controla el grado de avance.

Liderazgo
Definición: genera ilusión y compromiso entre sus colaboradores. Crea un clima de trabajo, rigor, exigencia, diálogo y ayuda que permite el logro de los objetivos. 

Análisis y solución de conflictos
Definición: sabe identificar, analizar y definir con rigor los elementos significativos que constituyen un problema o conflicto. Afronta las diferencias tanto de ideas como de intereses con una mentalidad de cooperación, receptiva y tolerante. Toma decisiones y asume responsabilidades de
cara a su solución.
 
     
 

7 La evaluación de las competencias

 
 

Hasta aquí el equipo de dirección de la empresa  Termolumen, S.L. había efectuado un buen trabajo. Ahora le tocaba valorar las actuales competencias de los empleados que estaban adscritos a los mencionados puestos de trabajo estratégicos. Como recordará, se trataba de un responsable de promociones y de tres responsables de áreas de ventas. Estas cuatro personas representaban el 3 % de la plantilla total de la compañía.

A la hora de enfocar cómo llevar a cabo este delicado trabajo optaron por descartar el sistema de “feedback 360 grados” por considerarlo demasiado complejo ya que se requiere que cada persona sea evaluada por sus colegas, por sus subordinados, por sus superiores y por personas externas que se relacionen con él (clientes o proveedores). Tampoco recurrieron a la célebre autovaloración de los requisitos del puesto y subsiguiente discusión con un mentor o asesor de la carrera profesional, ya que no estaban lo suficientemente organizados para realizar con éxito este sistema.

Al final D. Gumersindo Pérez decidió que la evaluación de cada persona que ocupaba puestos estratégicos la llevasen a cabo dos directivos, por separado y la coordinase el responsable de recursos humanos. Tomaron como punto de referencia un cuestionario en el que se debía expresar la situación de la persona con respecto a la competencia evaluada. Qué duda cabe que los evaluadores deberían ejercer su trabajo con un gran rigor y ecuanimidad dada la repercusión que tenía el tema en las personas.

A título de ejemplo veamos el cuestionario relativo a la competencia de
planificación y organización.

Nivel 0:
No tiene la capacidad descrita.
Nivel 1:
Organiza las tareas normales y diarias de su equipo. Marca prioridades de plazo y las suele cumplir.
Nivel 2:
Razonablemente bien organizado y aprovecha bien el tiempo propio y el de su gente. Es flexible en sus planificaciones. Controla bien la evolución de las tareas. Ante desviaciones del plan, reasigna recursos. Sabe organizar las actividades de su gente.
Nivel 3:
Evalúa la consecución de los resultados normales de su gente. Identifica oportunidades de mejora e implanta acciones para aprovecharlas. Cumple siempre con sus compromisos. Enseña al personal de su equipo a organizar sus tareas, a utilizar la información y a marcar prioridades.
Nivel 4:
Es muy versátil en el establecimiento de prioridades y cambios. Combina bien la ejecución de las tareas normales de su área con las extraordinarias. Los resultados alcanzados de ambos tipos de tareas siempre son satisfactorios.
Nivel 5:
Coordina, a nivel de la empresa, diversos proyectos o actividades complejas. Establece las prioridades de actuación, asigna recursos y controla para asegurarse del éxito de los mismos.

Para cada puesto y competencia se ha definido cuál es el nivel mínimo que debe alcanzar la persona que ocupa el puesto. Por otro lado, se ha efectuado la correspondiente evaluación de qué nivel se considera que ocupa la persona para cada competencia. Aquí nos encontramos con un mapa que nos ilustra las desviaciones positivas y negativas entre  las capacidades que debería tener la persona para ocupar con garantías el puesto y las que realmente tiene.
 

 
 

8 Los indicadores

 
 

El equipo de dirección consideró incompleto e incluso peligroso efectuar una evaluación de las personas sólo desde el prisma de las competencias críticas o estratégicas. Recordaron la frase de “sólo se mejora lo que se mide”, y se esforzaron por encontrar una serie de indicadores que les permitiese valorar la aportación de cada persona.

Al final de una larga discusión presentaron los siguientes medidores para poder evaluar de una forma completa a las personas que ocupaban los citados puestos.

Responsable de Promociones:

Definición de Indicadores

Número medio de promociones por mes

 Rentabilidad de las promociones.

Que no existan pérdidas por stocks.

Se intentaba evaluar sólo el aspecto cuantitativo de su trabajo. Sabían que, para cada visita, el vendedor debía ir con algo “nuevo”, sino era muy probable que saliese de casa del cliente sin pedido.
Creyeron que un objetivo de 0,6, es decir, de una promoción cada mes y  medio, sería un buen objetivo ya que los vendedores visitaban a sus clientes en un período aproximado de 35 días laborables, es decir, cada mes y medio.
El cálculo relacionaba el margen neto generado por el incremento de ventas ocasionado por la promoción, con el gasto directo de la propia promoción.
Ellos creían que si el anterior margen neto generado no era, como mínimo,  cinco veces superior al coste de la promoción, ésta no había tenido éxito.
Este indicador cualitativo resumía bastantes aspectos críticos de las promociones tales como: innovar y acertar en la elección del material promocionable, habilidad para negociar con los proveedores y saber persuadir e influenciar en los vendedores para que “comprasen” la promoción.
Con este indicador querían medir que los importes de material de promoción obsoleto y el de margen perdido por anulación de ventas provocado por la rotura de stocks de material de promociones, estuviera por debajo del 1 % del total de compras del citado material.
Ya se ve que aquí era primordial que la persona desarrollase al máximo las competencias de iniciativa y de negociación.
 

Consideraron que estos tres indicadores, con sus correspondientes objetivos, eran los más significativos del puesto de trabajo. Si se conseguían los objetivos marcados, la dirección consideraba que su aportación estaba ayudando mucho a la compañía a cumplir con la estrategia diseñada.

Responsable del área de ventas:

Definición de Indicadores

Ventas conseguidas con respecto al presupuesto

 Número de clientes activos

Grado de penetración de los clientes de su área

Dicen que “la venta es la capa que todo lo tapa”. Éste es un indicador de base y resume muy bien la eficacia de la gestión. Si el responsable no es capaz de conseguir las ventas previstas de su área, algo muy importante está fallando.
La dirección es muy consciente de que las ventas fijadas en los presupuestos deben ser ambiciosas, pero alcanzables.
No se ha sustituido las ventas por el margen, ya que existe otro indicador que ya lo contempla englobado (ver indicador rentabilidad del área de ventas)
Con este indicador de máxima aportación, se piensa que todas las competencias requeridas tienen cabida y si no se tienen a un determinado nivel es muy probable que no se logre el objetivo propuesto.
El indicador fija un número de clientes activos a final de año, que por supuesto, debe ser superior al del año anterior. Se trata de identificar con cuántos clientes se ha realizado la venta del año.
Seleccionaron este indicador porque es fundamental en la gestión del área. Si decrece el número de clientes, se empobrece el área y se corre el riesgo de una bajada de cifra de negocios. Cada vez es más necesario encontrar clientes nuevos, que no nos están esperando precisamente, para sustituirlos por los perdidos, y sobre todo, para crecer en ventas.
Ayudar a sus vendedores a una buena planificación y organización de sus recursos, su tiempo, su información y sus medios, es un adecuado sistema para lograr el objetivo.
Con este indicador se busca conocer el grado de confianza de los clientes en base a comparar las ventas que les hace la compañía con el potencial de compras que tienen de sus productos. La empresa dispone de medios, un tanto sofisticados pero fiables, para conocer esta valiosa información.
El objetivo lo sitúan siempre en una mejora sensible con respecto a lo conseguido en el año anterior.
Para conseguir bien este objetivo estas personas deben disponer de las competencias descritas en un nivel muy desarrollado.

Rentabilidad de su área

Se trata de que el resultado económico aportado de forma directa y exclusiva por el área de ventas sea superior al presupuesto. Con este tipo de “indicador resumen” la empresa mide, al final, si el esfuerzo que se está llevando a término en todos los sentidos es el esperado o no.
Dado el nivel de desglose de los elementos económicos, ya que se trata de una cuenta de explotación a nivel de área, es fácil detectar donde están situados los fallos por los que no se logra el objetivo.

 En este puesto de trabajo los directivos de  Termolumen, S.L. consideraron que los cuatro indicadores anteriores eran más que suficientes para evaluar con objetividad, junto con las evaluaciones de las competencias, los citados puestos de trabajo.

Estas mediciones objetivas, aparte de servir para conocer los déficit de las personas que estaban ocupando puestos estratégicos
, eran a la vez la base y el horizonte para dirigirlas. Se servían de la dirección por objetivos. Ésta descansa en definir muy bien qué objetivos concretos se deben alcanzar para las actividades críticas o más relevantes. A partir de aquí poner en marcha un sistema de autocontrol que permita a cada persona conocer “qué tal lo está haciendo”. A la vista de los resultados obtenidos, ejercer una determinada presión para asegurarse de que va a conseguir los objetivos esperados y comprometidos.

Este sistema permitía focalizar los esfuerzos en las cosas más importantes: la consecución de unos objetivos referidos a los aspectos más críticos del puesto de trabajo.
 

 
 

9 El programa de desarrollo

 
 

La evaluación de las competencias junto con el grado de consecución de los objetivos de los indicadores, permitían conocer los “gaps” o desniveles entre lo que se esperaba de una persona y lo que realmente aportaba o era capaz de conseguir. Los directivos sabían que, en la mayoría de las ocasiones, la no consecución de los objetivos era debida al escaso nivel en el que la persona tenía las competencias requeridas.

En las empresas se desarrollan programas de recursos humanos, tales como selección, formación, planes de carrera, etc., que tratan de satisfacer las necesidades de todas las personas. Con ello se corre el riesgo de invertir menos recursos de los necesarios para los puestos de trabajo considerados estratégicos, es decir los que realmente marcarán la diferencia con la competencia.

El Sr. Gumersindo Pérez y su equipo coincidían en que los desniveles constatados  de los cuatro puestos de trabajo estratégicos se debían corregir mediante los pertinentes programas de recursos humanos (selección, formación, coaching, intercambio de experiencias, etc.). Pero tenían un dilema, estaban considerando concentrar estos programas sólo en estos puestos que son fundamentales para la estrategia, con lo cual conseguirían unas acciones rápidas y eficaces, además de unos costes eficientes, y dejar abandonadas las legítimas necesidades del restante 97 % de la plantilla. Otra alternativa era la normalmente usada es decir que el programa de recursos humanos llegase a ser “café para todos”.

Decidieron actuar en los dos frentes, pero sin mezclarlos. Los programas para desarrollar las competencias y mejorar los resultados de las personas que ocupaban los puestos de trabajo estratégicos estarían totalmente segregados del resto. Incluso dotarían de una línea de financiación aparte para que la posible falta de recursos financieros no les afectara. De esta forma se asegurarían de que la estrategia diseñada no fallase por la falta de adecuación o competencia de las personas a los puestos.

 

 
 

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