Joan Ramon Díaz Gorina
Director de Asesoramiento Sector Industria de Grupo ODE
ode@ode.es - www.ode.es

 
   
  Orientar los esfuerzos de nuestras organizaciones a ser competitivos
es un planteamiento intrínseco en todas las industrias. No obstante, las circunstancias y coyuntura actuales, hacen de la competitividad una condición indispensable para la supervivencia, donde los incrementos constantes de CALIDAD, VELOCIDAD DE RESPUESTA y FLEXIBILIDAD (agilidad en la adaptación a los cambios constantes), deben sustentarse
en la obtención de RESULTADOS, como única garantía de futuro.

Este escenario, obliga a un replanteo crítico y constante de nuestras prácticas, autoexigiéndonos la creación de valor (en todas y cada una
de nuestras actividades), renovando, reforzando y armonizando todas
las sistemáticas de trabajo.
 
   
 


Fijar el concepto de COMPETITIVIDAD

Como punto de partida, creo que es aconsejable fijar el concepto de competitividad y realizar un breve vistazo a la historia para comprender que, en todo momento, la capacidad de innovación y adaptación al mercado, han sido la base en que se han fundamentado todas las prácticas de éxito.

Consideraremos competitividad como el nivel de eficacia en el que una organización obtiene beneficios y, a la vez, supera, respecto a las necesidades y requerimientos del mercado, al resto de organizaciones que ofrecen productos o servicios similares.

Desde que en 1776, Adam Smith creara y proclamara las bases de la economía capitalista, hasta finales del siglo XX, donde se han sentado las bases conceptuales y organizativas para la gestión Lean y de la cadena de suministro, la sucesión de aportaciones han significado, por encima de una ruptura, un ejercicio de aprendizaje organizacional y adaptación al mercado que según la opinión, que compartimos, del ex - CEO de General Electric (Jack Welch) son la principal ventaja competitiva de la que puede gozar una organización en la actualidad.

Sin la experiencia aportada por la producción en masa extendida con la fabricación del Ford T, en las plantas de Highland Park y en el complejo de River Rouge (Detroit), posiblemente no se habría podido evolucionar al Toyota Production System (TPS) ni, de éste, al Lean Thinking ni al Supply Chain Management (SCM). 

Concretar las principales características del ENTORNO ACTUAL


Si tuviéramos que intentar concretar las principales características del entorno actual, nos centraríamos en:

a La enorme presión existente para asegurarse la reducción de costes y la búsqueda de la fuente más barata para cada fase o componente. Circunstancia que ha conllevado un sentimiento de interinidad en muchas de nuestras industrias.
a La necesidad de minimizar los costes logísticos globales y, a la vez, asegurar el control y la coordinación eficaz, entre ubicaciones remotas, ante incidencias.

Incorporado a este entorno, aparece el fenómeno de la deslocalización que, de no entenderlo y afrontarlo con serenidad y espíritu constructivo, nos puede arrastrar a decisiones estratégicas de difícil sostenibilidad y reconducción. ¿por qué?

En primer lugar, sea cual fuere nuestra actividad, creemos que debemos centrar nuestras decisiones y esfuerzos al propósito de obtener que nuestros productos-servicios, se trasladen, manteniendo niveles bajos de inventario y costes operacionales, en flujos continuos, suaves y a tiempo por todos nuestros procesos hasta llegar al cliente.

Inmediatamente, pensamos que el mencionado propósito será imposible de alcanzar sino somos capaces de clarificar, total y meridianamente, antes de tomar cualquier decisión:

a los mercados en los que estamos presentes o donde queremos estarlo en el futuro, preocupándonos por comprender sus principales necesidades y expectativas respecto al conjunto de nuestra oferta (producto, atención a consultas, entrega, servicio post venta …)
a quién es nuestro cliente y en qué condiciones y localizaciones debemos entregar hoy y en el futuro.
a evaluarnos, en cada uno de los aspectos identificados, respecto a nuestra competencia (el competidor mejor en cada uno de los aspectos).
a identificar nuestras fortalezas y decidir nuestro posicionamiento actual y objetivo para cada aspecto, así como el rol que deseamos realizar.
a definir nuestras políticas de gestión en armonía con las decisiones tomadas anteriormente y planificar las acciones y recursos necesarios para desarrollar nuestras capacidades y alcanzar la evolución deseada.

Configuración de la CADENA DE SUMINISTRO

Como consecuencia del proceso que hemos detallado habremos obtenido una idea clara de quien es y que pretende ser nuestra organización o lo que es lo mismo, habremos configurado la cadena/s de suministro donde vamos a estar presentes y tendremos el conocimiento necesario para decidir acerca de las características clave que deben caracterizar nuestra organización: producción y entrega; inventarios; localizaciones; transporte e información.

Para cada una de las características mencionadas, deberemos encontrar el posicionamiento adecuado en el espacio existente entre una estrategia de respuesta y una estrategia de eficiencia interna:

  ESTRATEGIA
DE RESPUESTA
ESTRATEGIA
 DE EFICIENCIA

PRODUCCIÓN Y ENTREGA

  • Sobrecapacidad
  • Manufactura flexible
  • Disgregar en pequeñas factorías
  • Pequeña sobrecapacidad
  • Manufactura focalizada
  • Centralizar-especializar plantas
INVENTARIO
  • Niveles altos de inventario
  • Variedad amplia de artículos
  • Niveles de inventario bajos
  • Gama de artículos reducida
LOCALIZACIÓN
  • Instalaciones cerca de los clientes
  • Centros con servicios a amplias áreas geográficas
TRANSPORTE
  • Envíos frecuentes
  • Envío por medios rápidos y flexibles
  • Pocos envíos con grandes cantidades
  • Envíos lentos y baratos
INFORMACIÓN
  • recolectar y compartir datos fiables on-line
  • Datos limitados con costes de información bajos


Adaptación del modelo SCOR
 (Supply Chain Council)


Mapa de configuración geográfica que nos permite evaluar y comprender la cadena de suministro donde vamos a estar presentes

Aplicación de los principios del LEAN THINKING

Llegado a este punto, llega el momento de aplicar, con toda su fuerza, los principios del Lean Thinking. Principios que se concentrarán en los procesos primarios; aquellos que se relacionan e impactan directamente en la creación de valor, desde la perspectiva del cliente: 

a Planificación: previsión de la demanda, gestión de tarifas de precios y gestión de inventarios.
a Cadena de suministro: diseño y desarrollo, compras y fabricación, gestión de infraestructuras y medios y gestión de órdenes y programas de entrega.
a Servicio posventa.

La aplicación de los principios del Lean Thinking, significarán la evaluación y actuación continuada sobre estos procesos, en la búsqueda de convertirlos en técnicamente perfectos:

a Valiosos: sin “grasa”, sin despilfarros. Las herramientas asociadas al TPS (Toyota Production System) nos serán de gran ayuda.
a Capaces: con resultados controlados dentro de una variabilidad mínima. La aplicación del ciclo DMAIC de Seis Sigma, será muy adecuado para su consecución.
a Disponibles: ausentes de paros no deseados. Las herramientas del Mantenimiento productivo total (TPM) serán el principal apoyo en este aspecto.
a Adecuados: nivelados con los  niveles de demanda. Tanto la aplicación de TOC (Teoría de las limitaciones) como del TPS nos aportarán soluciones en este aspecto.
a Flexibles: adaptables con rapidez a los cambios de demanda. La aplicación del JIT y del TOC, son herramientas de apoyo eficaces.

En consecuencia, únicamente después de haber analizado y evaluado todos los aspectos detallados, estaremos en condiciones de poder decidir si nuestra organización necesita plantearse su deslocalización  o, si por el contrario, nuestra oportunidad está relacionada con la búsqueda constante de la perfección en nuestros procesos.

Autor:
Joan Ramon Díaz Gorina
Director de Asesoramiento Sector Industria de Grupo ODE
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