NEGOCIAR EN 3D,
 UNA COMPETENCIA DIRECTIVA PARA EL SIGLO XXI
 
 

La negociación, un valor en alza

En la última década, los cursos y seminarios sobre NEGOCIACIÓN han escalado puestos en todo el mundo hasta convertirse en los más demandados en los programas MBA y programas para directivos. En las Escuelas de Negocios líderes como el IESE, Harvard o Kellog los programas de NEGOCIACIÓN cuelgan permanentemente el cartel de “completo”. Está claro que los directivos desean saber cómo obtener mejores resultados en sus negociaciones.

No es de extrañar. Los cambios sociales y económicos recientes hacen que las habilidades negociadoras no sólo sean más importantes, sino también más difíciles de dominar con maestría. Veamos por qué:

1. Movilidad de la fuerza de trabajo. En contraste con las generaciones anteriores, los empleados de nuestro tiempo cambian de trabajo con frecuencia. El compromiso a largo plazo entre empresa y trabajador es una reliquia del pasado. Los trabajadores del conocimiento frecuentemente ven un empleo simplemente como un peldaño más en su carrera ascendente; el siguiente peldaño puede estar dentro o fuera de la misma empresa. Estos nuevos modelos de relación laboral requieren que los empleados negocien activamente su posición dentro de la organización.

2. Diversidad de la fuerza de trabajo. En España se ha incrementado sustancialmente la presencia de colectivos antes “minoritarios” en la fuerza de trabajo: las mujeres y los inmigrantes. Esta diversidad añadida requiere que los directivos trabajen con colegas, subordinados y jefes que tienen metas, motivaciones y bases culturales muy diferentes. Negociar con éxito será por tanto más complicado, y las habilidades negociadoras serán críticas para lograr la productividad laboral requerida.

3. Economía de Servicios. La economía española está cambiando desde una base industrial a una base centrada en los servicios. Las negociaciones en el sector servicios son, en promedio, más complejas que las del sector industrial, dado que compradores y vendedores deben ponerse de acuerdo en cuestiones más ambiguas.

4. Globalización. Hace veinte años, los directivos operaban en un entorno más simple, la competencia global no era una amenaza, y las empresas podían dictar sus propios términos. Sin embargo, la pujanza de países en vías de desarrollo como China e India obliga a los directivos a negociar con personas de diferentes países y culturas, que negocian con un estilo distinto.

5. Reestructuración. Desde los años 90, vivimos en permanente reestructuración empresarial: fusiones, adquisiciones, alianzas, procesos de reingeniería y “downsizing”… La supervivencia del directivo en este ecosistema más hostil depende de sus habilidades negociadoras.

Parece que todas estas tendencias están aquí para quedarse. Por eso, la habilidad para negociar con eficacia es y seguirá siendo una herramienta vital en el maletín del ejecutivo de las empresas grandes, medianas o pequeñas.

 Las 3 dimensiones de la Negociación 3-D. 

Hasta aquí hemos explicado por qué la negociación ha ganado peso específico entre los directivos y por qué se han multiplicado los seminarios y los libros que tratan este tema.  Nuestro análisis de los últimos 15 años nos ha llevado a la conclusión de que la mayoría de cursos y libros tratan la negociación desde una perspectiva incompleta, centrándose en 2 dimensiones que resultan insuficientes en nuestro mundo tridimensional. Algunas consecuencias de este enfoque incompleto son acuerdos posibles que no llegan a cerrarse, acuerdos no óptimos (“dejar dinero en la mesa”, o acuerdos claramente insatisfactorios.

Para explicar mejor el concepto de las 3 dimensiones de la negociación, presentamos el siguiente cuadro, adaptando una idea de los profesores Lax y Sebenius:

La NEGOCIACIÓN 1-D (en una dimensión) es el lugar común de la mayoría de libros y seminarios sobre negociación. Se enfoca en aspectos tácticos para optimizar las interacciones del directivo en la mesa de negociación, y se ocupa de las habilidades interpersonales como la comunicación eficaz, leer el lenguaje corporal, adaptar el estilo negociador a la otra parte, posicionar el caso de forma ventajosa, gestionar las concesiones y los plazos, neutralizar las estrategias engañosas, evitar las meteduras de pata interculturales, etc.

La NEGOCIACIÓN 2-D (en dos dimensiones) se enfoca en el diseño del acuerdo, es decir, en el proceso de creación de valor. Cuando el acuerdo no parece posible por no ofrecer suficiente valor a las partes, los negociadores 2-D son capaces de diagnosticar la situación, identificar los factores clave inductores de valor económico y no económico, y a partir de ahí construir un acuerdo que ofrezca valor a las partes. La negociación 2-D está por tanto directamente emparentada con los procesos de análisis de problemas y toma de decisiones.

Finalmente, la NEGOCIACIÓN 3-D (en tres dimensiones) viene a solucionar los obstáculos derivados de fallos en el propio proceso de negociación. No es de gran ayuda la eficacia en las tácticas interpersonales y en el diseño del acuerdo si se está negociando con las partes equivocadas, sobre los temas equivocados, en el momento equivocado o en el orden equivocado. Los negociadores 3-D tienen la capacidad de redefinir el ámbito y la secuencia de la negociación para obtener el resultado deseado. Llevando la iniciativa fuera de la mesa de negociación, se aseguran de que las partes más indicadas sean contactadas en el orden apropiado con los temas de negociación más convenientes, por los conductos más apropiados y con las expectativas y opciones correctas.

En otras palabras, la táctica en la mesa de negociación (1-D) es sólo el acabado del proceso, pero no debe confundirse ni sustituye al diseño de un acuerdo que cree valor (2-D) y a la búsqueda constante desde fuera de la mesa (3-D) que se requiere para preparar el mejor decorado posible ante la otra parte. Sólo cuando el negociador sabe lo que necesita y ha desarrollado una estrategia global para lograrlo llega el momento de la táctica.

Hemos dicho que en la mayoría de textos y cursos sobre negociación se explora a fondo la dimensión 1-D y se hace alguna referencia la dimensión 2-D. Es evidente que los negociadores deben ser buenos escuchando, persuadiendo y utilizando la táctica. Pero además de perfeccionar estas habilidades, deberían ser innovadores arquitectos 2-D para crear acuerdos que creen valor duradero. Y en cuanto a la olvidada dimensión 3-D (acciones para cambiar el ámbito y secuencia de la propia negociación), está claro que puede resultar crucial en una negociación para logar acuerdos que, de otro modo, quedarían totalmente fuera del alcance de la táctica.

Finalmente, los buenos negociadores deberían sentirse cómodos en cada una de las tres dimensiones. Menos que eso equivaldría a arriesgarse a apostar por una estrategia de una o dos dimensiones en un mundo tridimensional.

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